domingo, 11 de diciembre de 2011


Yo no te culpo a ti de que la vida nos marque dos caminos tan opuestos. No me culpes a mí de las heridas que mis
labios dejaron en tu cuerpo. Y cúlpame de quererte por encima del deber, del placer y el sufrimiento, de 
haberte dado un alma que no era mia. Yo me llevé el aliento de tu boca y te dejé caer todos mis besos para que 
no me culpes en la vida de que sigamos dos caminos tan opuestos.

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