miércoles, 14 de septiembre de 2011

La bala pasea segura y firme durante su trayecto, diriendo de muerte al viento, más rápida que el tiempo, defendiendo cualquier argumento. No le importa si su desitno es violento, va tranquila, la bala, no tiene sentimientos. Como un secreto que no quieres escuchar, la bala va diciéndolo todo sin hablar. Sin levantar sospecha, asegura su matanza, por eso tiene llena de plomo su panza. Para llegar a su presa no necesita ojos y más cuando el camino se lo traza un infrarojo. La bala nunca se da por vencida, si no mata hoy, por lo menos deja una herida. Hay quienes asesinan y no dan la cara. El rico da la orden y el pobre la dispara. El diálogo destruye cualquier situación macabra, antes de usar balas, disparo con palabras

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