lunes, 6 de febrero de 2012



Si el tiempo existe desde que el ser humano lo subdividió, por qué temerle tanto a un programa que el mismo dio a luz. Un segundero de mesías no propone adorar a su dios de crear un programa cargando una cruz. Si lo que permanece siempre igual es el cambio ¿no ves?. No hay nada más moderno que lo clásico, dijo después, y esa contradicción saco a bailar a Einstein y a María Elena Walsh en mi mundo al revés. Siendo presencia en cómo, siento conciencia con el todo. Raro como el amor, que su expansión es hacia el centro. Ver las estrellas, consciente de verlas para adentro. Y creer en lo que veo y también ver lo que creo. Entre creer y crear no hay diferencias de importancia. Al sol y al corazón seguro hay la misma distancia. Si las palabras acarician, matan y abrazan ¿Por qué no se las cuidan como al cuerpo mismo, desde antes de nacer? Cambiando el cuento que me cuento sobre el tiempo,cambia el tipo de tormento que dependeré

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